Energía y sociedad: perspectivas sobre la transición energética en tiempo de crisis
Fecha: diciembre 2022
Panorama Social, N.º 36 (diciembre 2022)
Sumario
Hay un consenso social creciente acerca de la necesidad de realizar la transición hacia una sociedad descarbonizada; sobre la forma en que esa transición deba llevarse a cabo, en cambio, no hay acuerdo alguno y mucho menos a escala global. En este artículo se describen y evalúan dos imaginarios que definen de manera opuesta la sociedad posfosilista del futuro: si el decrecentismo quiere reducir de manera drástica la escala de las comunidades humanas, abandonando el ideal moderno de progreso, el ecomodernismo busca actualizarlo proporcionando energía abundante por medios nuevos y creando sociedades sostenibles que sean también ricas y democráticas.
El debate sobre el cambio climático está cada vez más conformado por una emoción: el miedo. El alarmismo no guarda proporción con la magnitud del problema. Es un problema manejable. Una percepción pública distorsionada está haciendo que descuidemos otros retos, desde las pandemias hasta la escasez de alimentos y los conflictos políticos. Si no lo detenemos, el falso alarmismo acabará empeorando el mundo.
El artículo pone de relieve varios de los elementos centrales de las dimensiones técnica y económica de la transición hacia una economía “climáticamente neutral” que acabarán aflorando en la discusión pública europea, aunque no lo hayan hecho todavía. En términos técnicos, se trata de saber si el público y los decisores estarán abiertos a soluciones distintas de las hoy preferidas; es decir, si, a pesar de los extendidos recelos, se otorgará un papel fundamental a la energía nuclear o a las medidas de adaptación a las consecuencias del cambio climático. En términos económicos, cuanto menos, habrá que considerar seriamente los costes sistémicos de las renovables intermitentes (eólica y solar fotovoltaica).
El actual escenario internacional de crisis energética y tendencia a la descarbonización de la economía ha comportado un nuevo protagonismo para la energía nuclear, llegándose a postular como fuente energética para la transición ecológica. Aunque el desarrollo de la energía nuclear suele chocar con las resistencias de un sector relevante de la población europea, se observan diferentes situaciones por países. En este texto se identifican los factores político-institucionales y socioculturales que, más allá de la mera percepción de riesgos y beneficios, contribuyen a explicar la aceptación o el rechazo a la energía nuclear en diferentes países europeos.
En la discusión pública sobre la transición energética no se atiende demasiado a la cuestión de los costes, los ligados a la propia transición o los de las fuentes que habrían de reemplazar a las fósiles en gran medida. Menos aún se suele escuchar la voz de la ciudadanía al respecto. En este artículo se intenta recoger esa voz mediante el análisis de encuestas de opinión europeas y españolas, situándola en unos datos de contexto que reflejan la discusión acerca de los costes de las fuentes renovables intermitentes. El análisis apunta a un público europeo favorable a esas fuentes siempre que no representen costes adicionales, y en el marco de unas preferencias que enfatizan la seguridad del suministro, el cuidado por el medio ambiente y el mantenimiento del nivel de vida.
Este artículo tiene como objetivo aclarar el concepto de pobreza energética, así como presentar sus causas y las estrategias para abordarla. Tras considerar sus definiciones, su impacto en los hogares, y los indicadores usados para cuantificarla, se expone la situación en España, prestando especial atención a las medidas adoptadas al respecto y a su limitada efectividad.
El hidrógeno renovable está cobrando un protagonismo creciente en la Unión Europea, primero como palanca de la recuperación verde tras la pandemia de la COVID-19 en el marco del Fit-for-55, y ahora como parte de la estrategia de desacoplamiento energético de Rusia. El desarrollo del hidrógeno renovable en España tendrá implicaciones para su política exterior y posicionamiento dentro del espacio energético europeo y mediterráneo. Sin embargo, el carácter eminentemente regional de su desarrollo temprano otorga una gran capacidad de iniciativa a las comunidades autónomas, cuyas estrategias y planes industriales tienen el potencial de reconfigurar también el mapa energético peninsular.
Consumo de energía, actividad económica y emisiones de gases de efecto invernadero son fenómenos con una alta correlación estadística. La mayor parte de las emisiones son consecuencia del uso de combustibles fósiles para generar electricidad y suministrar energía a la industria y el transporte. En este artículo se analiza la intensidad energética de los distintos sectores económicos en España, comparándolos con el conjunto de la Unión Europea. Especial atención merece el sector manufacturero, pues presenta en España una ratio comparativamente más desfavorable que en el resto de los países. En el proceso de descarbonización de la economía, el fomento de las renovables intermitentes (eólica y solar) son las únicas opciones, junto al vector eléctrico y el hidrógeno como complementos imprescindibles.