Planes para afrontar un apagón tecnológico en los mercados financieros

La digitalización de los mercados financieros, donde las órdenes de compra y de venta se ejecutan a través de sistemas de interconexión informáticos, está haciendo que los reguladores se preocupen por un eventual apagón tecnológico. Sobre todo, si durante el invierno se producen interrupciones de suministro energético o un ciberataque masivo.

Un eventual apagón tecnológico, explicado por los problemas energéticos derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania, unido a los cada vez más frecuentes intentos de ciberataque que sufren las principales bolsas, ha encendido las alarmas de la principal agencia regulatoria de los mercados europeos. La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés)[1], ha abierto una consulta pública a los reguladores nacionales de los mercados de valores para conocer qué protocolos están poniéndose en marcha para garantizar la operatividad del mercado en caso de una interrupción de las conexiones. Las autoridades nacionales tendrán hasta el 16 de diciembre para enviar sus respuestas y en el primer trimestre de 2023 se espera que la ESMA elabore un informe final con recomendaciones y guías acerca de cómo abordar estos riesgos.

La principal intención de la ESMA es consultar a los participantes del mercado para conocer cómo poder afrontar un escenario de “fundido a negro” tecnológico.  Además de poder responder a los retos tecnológicos y operativos para solventar técnicamente un apagón, otra de las prioridades de la ESMA es ahondar en el desarrollo de protocolos y estrategias de comunicación por parte de los gestores de los mercados financieros.  Se busca evitar situaciones de pánico por falta de información que puedan terminar socavando la estabilidad financiera. Otra de las prioridades es que exista un mecanismo para, que en caso de que la interrupción impida realizar la subasta de cierre del mercado, se cuente con un protocolo que permita establecer un precio de cierre oficial.

El temor a un apagón tecnológico lleva existiendo desde hace tiempo. De hecho, en el último año ya se han producido algunos eventos puntuales. En junio de 2021, Euronext[1], que gestiona las bolsas de Paris, Milán y Ámsterdam, tuvo un problema que durante cuatro horas impidió las negociaciones de contratos de derivados financieros. La realidad es que la preocupación por este tipo de eventos, ya sean causados por una falta de suministro eléctrico o por ciberataques masivos, ha ido creciendo a raíz de los últimos acontecimientos geopolíticos.