La “plataformización” de la banca europea: oportunidades y retos

Con la aceleración en el proceso de digitalización financiera que ha supuesto la pandemia, se hace más patente en la industria bancaria europea una evolución hacia un modelo de servicio basado en plataformas. Se trata de la concentración de canales digitales para la distribución de múltiples servicios. El uso de plataformas digitales presenta oportunidades en términos de eficiencia. También impone retos a los supervisores, que deben comprobar que el cambio de modelo de servicios no compromete el riesgo, ni operativo, ni de crédito, ni de mercado.

La Autoridad Bancaria Europea (ABE) ha emitido recientemente un informe en el que constata un uso creciente de las plataformas digitales en el sector bancario y de pagos de la UE.[1] Se espera que esta tendencia se acelere a medida que las entidades financieras intensifican sus esfuerzos por mejorar la experiencia del cliente y por reducir sus costes operativos.

A juicio de la ABE, esta evolución presenta diversas oportunidades para los consumidores y las entidades financieras. De hecho, se espera que con las plataformas digitales se facilite a más población el acceso a productos y servicios financieros. Por otra parte, esta “plataformización” permitirá a los intermediarios financieros ampliar la escala de su actividad, pasando a ofrecer sus servicios a más consumidores dentro de la UE, gracias a la proliferación de productos y servicios transfronterizos.

El cambio de modelo también lleva aparejados algunos riesgos. La ABE considera que están surgiendo nuevas formas de interdependencia financiera, tanto operativas como de reputación. Preocupan particularmente las que se refieren a colaboraciones entre las entidades bancarias y las grandes tecnológicas (BigTech). Por ejemplo, en cuestiones como la computación en la nube.

El riesgo radica, según la ABE, en que la gran mayoría de las autoridades competentes tienen actualmente una limitada comprensión de los modelos de negocio basados en plataformas. Las principales autoridades nacionales y transnacionales carecen de la suficiente formación y experiencia para entender estos modelos, lo que dificulta que puedan llevar a cabo una adecuada labor supervisora.

En este sentido, para que la “plataformización” de la banca no se produzca a cambio de asumir un mayor riesgo, la ABE propone una serie de recomendaciones para los supervisores. Entre ellas se incluyen recopilar más información acerca del uso de las plataformas digitales, establecer un diálogo entre las partes implicadas (supervisores, bancos y tecnológicas) y fomentar entre el intercambio de conocimientos y experiencias de supervisión a escala internacional.