Neobancos vs bancos tradicionales: la importancia del valor de mercado

Las valoraciones de los neobancos (entidades financieras nacidas como digitales) no dejan de crecer. Aunque se trata de valoraciones privadas -dado que dichas entidades no han salido, por el momento, a bolsa- algunos de estos bancos digitales están alcanzando un valor de mercado similar, o incluso superior, al de entidades bancarias tradicionales cotizadas.

Cada vez más neobancos están alcanzando el estatus de “unicornios”, al superar los 1.000 millones de dólares de valoración. Recientemente, el neobanco alemán N26 ha sido valorado en 9.000 millones de dólares en su última ronda de financiación, finalizada en octubre.[1] Esta cifra se ha triplicado desde que en febrero de este mismo año tuviera lugar su anterior ronda de financiación. Además, significa que su valoración sería ligeramente superior a la del segundo mayor banco alemán, Commerzbank, que cotiza en Frankfurt y cuenta con una capitalización de 8.800 millones de dólares.

En el caso de Revolut, el otro gran neobanco europeo con sede en Londres, su valoración es aún más llamativa y alcanza, con el dato más reciente (de julio de 2021), los 33.000 millones de dólares.[2]

Se trataría de una valoración similar a la de Barclays. Por su parte, Nubank, el neobanco brasileño, está valorado en 30.000 millones de dólares. Si bien, en su salida a Wall Street, que probablemente tenga lugar finales de 2021 o principios de 2022, aspira a llegar hasta 55.000 millones de dólares. De alcanzar dicha cifra tendría una valoración superior a cualquiera de los grandes bancos tradicionales que operan en Brasil (Itaú Unibanco, Banco do Brasil o Bradesco). [3] En Estados Unidos, el neobanco Chime ha sido valorado en 25.000 millones de dólares en su ultima ronda de financiación[4].

Estas valoraciones pueden llegar a ser aún superiores en le caso de algunas FinTech de pagos. Así ocurre con Square (valorada en 121.000 millones de dólares) o Stripe (95.000 millones de dólares).

Las elevadas valoraciones de estas compañías tendrán que ser refrendadas cuando salgan a bolsa, como muchas de ellas tienen planificado. En cualquier caso, lo que sí parece evidenciarse son las elevadas expectativas puestas en estas entidades digitales para que compitan satisfactoriamente en un nuevo entorno bancario.