A raíz del nuevo entorno geopolítico y del viraje internacional de la administración de EE. UU., Europa se ve abocada a un incremento del gasto en defensa que, posiblemente, no podrá ser abordado en toda su magnitud de forma inmediata. En primer lugar, la limitada capacidad de producción de la industria europea no puede dar respuesta de momento, por sí sola, a las elevadas cuantías de gasto que se prevén ejecutar. Otro aspecto que es conveniente enmendar es su actual fragmentación y la reducida dimensión de las empresas, lo que impide economías de escala e implica ineficiencia y altos costes de producción. Finalmente, hay que resolver el rompecabezas de su financiación, anticipando el mix de fórmulas (deuda, impuestos, reasignación del gasto…), lo que plantea dilemas desde una perspectiva social. Lo explica Raymond Torres, de Funcas.