Francia afronta una situación de déficit y deuda públicos al alza en un contexto de muy débil crecimiento. A ello se une el bloqueo político, que puede dejar al país sin presupuestos para 2025. Este enconamiento político, más que la situación de base —puesto que la solvencia del país está fuera de duda— se refleja en la prima de riesgo, excepcionalmente alta estos días. La única salida, realmente complicada, sería conseguir un consenso entre los principales partidos en torno a un ajuste presupuestario que no tendría por qué ser draconiano. Raymond Torres desgrana las lecciones que se pueden extraer del momento que atraviesa el país vecino: la bajada de impuestos no impulsó el crecimiento; el mero aumento del gasto sin estrategia económica no sirve; y se hace necesario prevenir los desequilibrios fiscales.