En el corto plazo los bancos centrales no van a relajar la política de subida de tipos que iniciaron el pasado año. Aún existen riesgos relacionados con la inflación, derivados de los efectos de segunda ronda y de eventuales nuevos shocks energéticos que obligan tanto a la Fed como al BCE a mantener una vigilancia estrecha, que se renovará reunión tras reunión. Sorprenden, en este contexto, las expectativas de unos mercados que esperan una reversión de la política monetaria para este mismo año; de momento, como expone aquí Santiago Carbó, se impone la cautela y el BCE subirá de nuevo los tipos en marzo en 50 puntos básicos.