Más allá de del cambio de administración en EE. UU. y de lo que suceda con los Presupuestos Generales del Estado, en 2025 la economía española estará muy condicionada por otros factores que están cobrando gran protagonismo. Por un lado, la evolución de Alemania, un mercado clave para el sector exterior español cuya debilidad afecta ya a nuestras exportaciones de bienes. En segundo lugar, no parece que los tipos de interés sigan la senda prevista; los recientes repuntes de la rentabilidad de la deuda pública parecen impugnar las previsiones y el cambio de tendencia podría comprometer la recuperación de la inversión. Finalmente, la intensidad en la reactivación de la oferta de vivienda será uno de los elementos que determine la solidez del actual ciclo de crecimiento.