¿Qué se espera del sector FinTech?

Después del auge inicial, el sector FinTech ha vivido años de un relativo estancamiento. En un contexto donde las finanzas digitales van ganando terreno, algunos estudios apuntan a que 2023 puede ser un punto de inflexión, de recuperación. Este cambio se sustenta, en parte, por el éxito de las FinTech en las economías emergentes y por la popularización de los pagos digitales.

Según un reciente informe, se prevé que los ingresos de las FinTech puedan crecer en el 2023 tras superar un año complicado[1]. 2022 resultó ser difícil. Las FinTech cotizadas perdieron de media la mitad de su valor de mercado. Algunos analistas apuntan a que  esta caída fue simplemente una corrección a corto plazo en una trayectoria positiva a largo plazo.

Las perspectivas parecen haber cambiado en 2023. Se estima que el sector, que actualmente tiene una participación del 2% de los 12,5 billones de dólares en ingresos por servicios financieros globales, crecerá hasta un 7%. Además, se estima que en 2030 la valoración de las FinTech bancarias y de los neobancos llegue a suponer el 25% del total de valor de mercado del sector bancario mundial.

Lo que sí parece atisbarse es un cambio en el panorama geográfico del sector FinTech mundial. La región de Asia-Pacífico está a punto de superar a Estados Unidos, para convertirse en el mayor ecosistema Fintech del mundo en 2030. Este crecimiento será impulsado principalmente por economías como China, India e Indonesia.

Se trata de jurisdicciones con grandes empresas FinTech, un amplio porcentaje de población no bancarizada o infrabancarizada y con una creciente clase media, joven y con conocimientos tecnológicos. El potencial de las FinTech en estos países es evidente, ya que el 75% de la población sin acceso a servicios financieros básicos reside en economías emergentes. Se espera que las FinTech y los neobancos puedan tener un elevado grado de penetración en estos países.

También se estima que el segmento más pujante sea el de los pagos. Este sector podría quintuplicar su tamaño. Este crecimiento estaría impulsado por los pagos transfronterizos, el crecimiento en el uso de aplicaciones de pago que ofrecen servicios de wallet y la proliferación de los pagos en tiempo real.

La relación con los bancos también parece haber cambiado. En el pasado, los bancos tradicionales buscaban, al menos parcialmente, intensificar su digitalización con la adquisición de compañías FinTech. Ahora parece que la forma más efectiva no pasa por comprar estas compañías, sino por formar alianzas basadas en el valor. En este contexto, algunas FinTech pueden crecer de la mano de los bancos tradicionales mediante estas colaboraciones. En cualquier caso, también hay incertidumbre en el horizonte. Por un lado, se observa una menor financiación y más costosa en un entorno de subidas de tipos de interés. Por otro lado, se observa una mayor competencia de los bancos, que están invirtiendo grandes cantidades en acelerar su proceso de digitalización para retener y atraer a los clientes.