La criptoización: el riesgo de sustituir la moneda nacional por una criptomoneda
ODF – Funcas 21 / 2022
Fecha: 24 marzo 2022
El avance de los criptoactivos, aunque desigual, sigue presentando retos para la estabilidad financiera y cambiaria. A escala supervisora y regulatoria crecen las dudas. Se teme que en algunos países se produzca una eventual sustitución de la divisa nacional por una criptomoneda que, sin embargo, no proporcione estabilidad monetaria. Es lo que se conoce como “criptoización”.
La adopción rápida y generalizada de las criptomonedas puede plantear desafíos importantes en algunos países. En especial, en las economías emergentes. Según un informe de Chainalysis, estas economías dominaron el índice global de adopción de criptomonedas en 2021[1]. Países como Vietnam, India y Pakistán lideran la adopción. En muchos de estos países, las criptomonedas, o más concretamente las stablecoins, son usadas para realizar pagos transfronterizos (por ejemplo, remesas). Esto, en principio, tiene implicaciones positivas porque pueden realizarse remesas a un menor coste, lo que permite avanzar en materia de inclusión financiera.
Sin embargo, como señala el Fondo Monetario Internacional, crece la posibilidad de que los residentes comiencen a usar criptoactivos en detrimento de la moneda local.[2] Según indica este organismo, la probabilidad de que una criptodivisa termine reemplazando a la moneda oficial, se acentúa en aquellos países con políticas macroeconómicas poco sólidas y que carecen de sistemas de pago eficientes.
De este modo, la débil credibilidad de algunos bancos centrales y la existencia de sistemas bancarios vulnerables puede llevar a los ciudadanos de estos países a buscar en una stablecoin una reserva de valor segura.
Sin embargo, de materializarse la criptoización, se planterían una serie de riesgos. En primer lugar, se puede reducir la capacidad de los bancos centrales para implementar de manera efectiva la política monetaria. Además, el aumento de la demanda de criptoactivos podría facilitar las salidas de capital, lo que terminaría afectando al tipo de cambio. Las políticas fiscales de los países también podrían verse resentidas, dado el potencial de los criptoactivos para facilitar la evasión fiscal. A todo ello habría que unir las implicaciones para el medioambiente, ante los elevados consumos de energía que conllevaría un uso masivo de dichas monedas digitales.
Además, no sólo el sector público puede verse afectado, sino también el sector privado. El sector bancario también puede verse presionado si algunas monedas digitales se convierten en una alternativa a los depósitos bancarios o incluso a los préstamos. Una caída de los depósitos limitaría la capacidad de los bancos para conceder crédito, lo que terminaría repercutiendo en la economía real.
[1] Las economías emergentes dominan el índice global de adopción de criptomonedas de 2021 de Chainalysis. Cointelegraph. 16 agosto 2021. https://es.cointelegraph.com/news/emerging-economies-dominate-chainalysis-2021-global-crypto-adoption-index
[2] The Crypto Ecosystem and Financial Stability Challenges. Fondo Monetario Internacional. Octubre 2021. https://www.imf.org/-/media/Files/Publications/GFSR/2021/October/English/ch2.ashx