El siglo XXI es un siglo de grandes desafíos que, además, tienen una escala global y que no pueden ser abordados sin ella. Conseguir sociedades y estilos de vida más justos y sostenibles está en el centro de estos desafíos y a ello contribuyen los objetivos de desarrollo sostenible o el Acuerdo de París, en el ámbito del cambio climático. Para todo ello, es necesario acometer un proceso de transición energética.