Francisco Rodríguez de Funcas. La expansión cuantitativa (QE) puesta en marcha por el BCE tras la la Gran Recesión tenía como uno de sus grandes objetivos ofrecer la liquidez necesaria para que los bancos pudieran continuar con su actividad crediticia. Sin embargo, una investigación que Funcas publicará próximamente pone de manifiesto tres consecuencias no deseadas de estos programas extraordinarios. En primer lugar, la mayor absorción de liquidez por parte de las entidades resultó en un crecimiento del crédito significativamente menor. Además, los bancos optaron por emplear los fondos en la compra de bonos soberanos. Finalmente, la mayor exposición a la liquidez supuso una compresión de los márgenes bancarios.