FOCUS ON SPANISH SOCIETY | DICIEMBRE 2025
El 27% de los jóvenes de 25 a 29 años en España vive en pareja, frente al 42% de la media europea
Fecha: 14 diciembre 2025
- La creciente dificultad para formar y mantener parejas estables se observa en toda Europa y es clave para interpretar los cambios demográficos en curso
- Países con desafíos estructurales y trayectorias culturales similares al español, como Grecia y Portugal, tienen tasas de convivencia más altas en la mayoría de los grupos de edad
Madrid, 15/12/2025 | La población joven en España es, entre todos los países de la Unión Europea, una de las menos propensas a vivir en pareja. La brecha es especialmente notable -y preocupante- en el segmento de 25 a 29 años: el porcentaje de jóvenes que conviven con su pareja es muy inferior al promedio europeo (27% frente al 42% de la UE). Esta diferencia se reduce a medida que aumenta la edad. Entre los 30 y 35 años, el 64% de los europeos vive en pareja frente al 58% en España. A partir de los 35 años, la tendencia española converge con la media comunitaria. Son datos de la European Social Survey (ESS, 2024), que Funcas analiza en el último Focus on Spanish Society.
“Está emergiendo en las economías avanzadas un patrón llamativo que puede aportar nuevas claves para entender el continuo descenso de la natalidad. El problema no solo reside en por qué las familias tienen menos hijos de los que desearían, sino también en la creciente dificultad para formar y mantener parejas estables, especialmente en las generaciones más jóvenes. Esta tendencia se observa en toda Europa, aunque se manifiesta con especial intensidad en España, como ocurre con muchos otros fenómenos demográficos”, explica María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas.
En su opinión, “las implicaciones de este patrón son significativas. En un contexto marcado por la emancipación tardía, una transición prolongada a la adultez, la incertidumbre en el mercado laboral, una creciente presión en el mercado inmobiliario y el aumento del peso de los hogares unipersonales, la evidencia sugiere que España es especialmente vulnerable a estos desafíos. El hecho de que se sitúe por debajo de la media europea en convivencia de parejas es clave para entender la transformación demográfica del país”.
Solo Italia está en una posición peor que la de España. A edades muy tempranas, ambos países presentan una proporción similar de jóvenes que viven en pareja, pero a partir de los 30 años de edad España se acerca a la media europea, mientras que Italia permanece en los niveles más bajos. Resulta especialmente significativo que otros países del sur de Europa con desafíos estructurales y trayectorias culturales similares a las de España e Italia, como Grecia y Portugal, muestren tasas de convivencia más elevadas en la mayoría de los grupos de edad. Esta comparación evidencia lo particular del patrón español, incluso en su contexto regional inmediato. Por el contrario, varios países de Europa Central y del Este, como Hungría, se sitúan claramente por encima de la media europea en tasas de convivencia de parejas. Los países del norte de Europa también destacan, con niveles de convivencia elevados en casi todos los grupos de edad.
Las mujeres españolas con educación superior, sin pareja con su nivel educativo
La elección de pareja está lejos de ser un proceso aleatorio. Uno de sus patrones más sólidos es la homogamia educativa, es decir, la tendencia de los individuos a formar uniones con personas que comparten un nivel de educación similar.
En casi todos los países desarrollados, las mujeres superan a los hombres en tasas de educación universitaria. Sin embargo, los comportamientos de emparejamiento siguen siendo asimétricos: las mujeres tienden a unirse a hombres con el mismo nivel educativo o superior, mientras que los hombres con mayor frecuencia eligen mujeres con niveles educativos inferiores. Esta discrepancia puede generar tensiones en el “mercado matrimonial”, especialmente para las mujeres con un nivel educativo alto, cuyas posibilidades de encontrar una pareja con un nivel similar pueden verse reducidas.
Según la ESS (2024), los datos de parejas convivientes de 25 a 50 años en España y en otros estados miembros de la UE indican que España se ajusta solo parcialmente a los patrones observados en otros países europeos y presenta desajustes que merecen atención. Entre los titulados universitarios, los hombres españoles muestran niveles de homogamia educativa muy cercanos a la media europea, con un 76% conviviendo con una pareja que también posee un título universitario. Esta cifra es prácticamente idéntica al promedio de los países analizados. Sin embargo, las mujeres españolas con estudios universitarios muestran un patrón diferente. Solo el 53% convive con una pareja del mismo nivel educativo, frente al promedio europeo del 64%. En varios países, la proporción es mayor: 76% en Alemania, 71% en Finlandia, 70% en Suecia y Países Bajos, 69% en Irlanda y 68% en Francia. Esta brecha evidencia que las mujeres con un nivel alto de formación en España se emparejan con hombres con un nivel educativo inferior con mucha más frecuencia que en la mayoría de los países europeos.
Entre quienes no poseen estudios universitarios, las diferencias de género reaparecen, aunque de manera menos simétrica. Los hombres españoles sin educación superior conviven con una pareja universitaria en el 30% de los casos, proporción en línea con otros países europeos. Para las mujeres españolas sin estudios universitarios, la cifra desciende al 12%, muy por debajo de la media europea del 16% y de países como Finlandia (35%), Alemania (32%), Suecia (30%) o Bélgica (26%).
