El impacto de la desaceleración económica para el ecosistema FinTech

Las cifras macroeconómicas sugieren una desaceleración a escala mundial. Como todos los sectores de actividad, el de las FinTech puede verse afectado por dicha contracción de la actividad económica. En todo caso, las especiales características de este sector pueden hacer que el impacto de la desaceleración tenga unas consecuencias especialmente sensibles para el mismo.

Uno de los principales riesgos que viene de la mano de la morosidad crediticia. Muchas de las FinTech que más han crecido lo han hecho en el sector del crédito, ya sea concediendo préstamos o a través de modelos de negocio como el “Buy Now, Pay Later” (BNPL, por sus siglas en inglés). Una buena parte de este crédito ha sido concedido a personas con un perfil de riesgo comparativamente elevado. La caída de la actividad económica puede hacer que algunos de estos consumidores pierdan su empleo, lo que va a terminar afectando a su capacidad para hacer frente a todos los préstamos al consumo que han contraído con algunas de estas FinTech. El reto para el sector está en cómo gestionar la morosidad creciente.

A todo ello hay que unirle que la desaceleración se está produciendo en un contexto de subidas de tipos de interés, lo que indudablemente encarecerá la financiación de las FinTech. Ya se  observa un endurecimiento de los criterios de financiación, lo que conllevará que sólo aquellas FinTech con planes de negocio sólidos, y, sobre todo, aquellas que hayan demostrado su capacidad para generar beneficios puedan financiarse.

Se potenciará la generación de beneficios frente al crecimiento. De hecho, los datos más recientes apuntan a que las inversiones en el sector FinTech han caído un 81% en el tercer trimestre de este año en comparación con el trimestre anterior[1]. En todo caso, los analistas consideran que el segmento de los pagos puede ser uno de los menos afectados, ya que todavía siguen observándose importantes entradas de fondos.

En todo caso, el menor consumo puede afectar a todas aquellas FinTech que ofrecen servicios financieros ligados a los pagos, ya que una parte de sus ingresos están ligados al volumen de transacciones procesadas.

En este contexto, ya está observándose cómo las expectativas de un menor crecimiento económico están afectando las decisiones de contratación en el sector FinTech. Algunas de las FinTech más importantes como Klarna, Better, Robinhood o Revolut ya han comenzado a reducir sus plantillas, o bien, están ajustando a la baja sus previsiones de contratación[1]. Como advierten algunos expertos, la capacidad del sector para resistir la primera crisis económica a la que se enfrenta, será clave para el devenir de esta industria a medio plazo.