Cuentas bancarias infantiles: instrumento para la educación financiera

La educación financiera es un reto social que, como los poderes públicos han señalado, debe abordarse desde edades tempranas. Las cuentas bancarias infantiles, siempre con una supervisión parental, pueden convertirse en un buen instrumento para iniciar a los más jóvenes en conceptos financieros básicos.

Los más pequeños del hogar deben ir aprendiendo desde edades tempranas acerca de conceptos como el ahorro y el valor del dinero. Se ha demostrado empíricamente que instruir a los más pequeños sobre la recompensa de ser pacientes puede ayudarlos a protegerse contra gastos innecesarios y también, les puede facilitar un mejor control de sus ingresos. Para lograr este objetivo, un aliado pueden ser las cuentas bancarias infantiles. Muchas entidades financieras ya ofrecen este tipo de servicio. Por lo general, se trata de cuentas sin comisiones, que no exigen demasiados requisitos y que tienen un límite de edad. En cualquier caso, deben ser los padres o tutores legales del niño los que firmen el respectivo contrato de cuenta corriente con la entidad financiera. Además, muchas de ellas no incluyen una tarjeta de prepago o débito asociada, sino que se usan principalmente para ahorrar. Muchas entidades bancarias benefician a los menores con regalos y descuentos en actividades como medida de fidelización.

Que el menor disponga de un saldo bancario en una cuenta corriente a su favor tiene muchas ventajas. La principal es que el niño se educa en la cultura del ahorro y no puede disponer caprichosamente de pequeños saldos como lo haría de su hucha. También puede ayudar al menor a concienciarse del valor del ahorro para realizar una compra de mayor valor (una tableta electrónica, una bicicleta o un  juego).

La cuenta bancaria también puede usarse para concienciar al menor de la importancia de mantener un equilibrio entre sus ingresos y sus gastos. En muchos casos, los niños suelen percibir una “paga” de sus padres, con la cuenta bancaria estos deben saber que no gastar en su totalidad esta asignación tiene una recompensa en forma de gasto futuro. Además, el niño se familiariza con los productos y las entidades financieras.

En España, el 59% de los jóvenes con una edad que se sitúa sobre los 15 años dispone de una cuenta bancaria[1]. El hecho de estar familiarizado desde pequeños con este producto bancario básico resulta beneficioso. Aquellos jóvenes que tienen una cuenta bancaria son los que obtienen mejores resultados en materia de educación financiera dentro de las pruebas PISA.

En cualquier caso, no debe obviarse la necesaria supervisión parental. La apertura de la cuenta bancaria y la gestión de esta debe ir acompañada por una cultura financiera adecuada en el hogar. Los niños tienden a repetir, incluso inconscientemente, los comportamientos de sus padres. De ahí, que las cuentas bancarias infantiles sean un instrumento más, pero no el único, para mejorar los niveles de educación financiera de las futuras generaciones.