VI Encuesta semanal sobre la opinión de los españoles sobre el Covid-19

VI Encuesta semanal sobre la opinión de los españoles sobre el Covid-19

Fecha: 11 de mayo 2020

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Dirección de Estudios Sociales – Funcas

Ocho semanas tras la declaración del estado de alarma en todo el territorio nacional y la imposición de severas restricciones a la libertad de movimientos, nos encontramos ya en proceso de desconfinamiento; un desconfinamiento cauteloso y reversible (como se insiste en recordar desde el gobierno) y cuyas reglas, a partir de hoy, difieren en función de la provincia y/o área sanitaria en la que se resida.

Pese a los esfuerzos de planificación y control de esta “desescalada”, la incertidumbre ante la situación actual no parece menor que la que padecíamos hace unas semanas. Las pocas certezas parecen circunscribirse a la magnitud del drama humano (cifrada en aproximadamente 225.000 contagios verificados y más de 26.000 fallecidos por coronavirus en España) y la profundidad de la recesión económica, con el consiguiente descalabro de un mercado de trabajo que todavía no se había recuperado totalmente de la última crisis. Claro es que el temor a las consecuencias del contagio y al colapso de las estructuras sanitarias ha perdido virulencia en estas últimas semanas, pero el temor al rebrote de la pandemia planea sobre la sociedad, aconsejando prudencia y prevención.

En este contexto de incertidumbres y temores (aderezados con no poca confusión), la gente elabora opiniones e ideas que le sirven como puntos de apoyo para manejarse en el día a día del proceso de desconfinamiento. La sexta ola de la ENCUESTA FUNCAS SOBRE EL CORONAVIRUS indaga en algunas de esas opiniones e ideas. Realizada por IMOP Insights a una muestra representativa de la población residente en España (706 individuos de 14 o más años) entre el 4 y el 8 de mayo, sus resultados se exponen a continuación ordenados en los siguientes ocho puntos:

(1) Actividad, empleo y desempleo (Cuadros 1a y 1b)
(2) “Nuestras cifras” de la pandemia (Cuadro 2a y 2b)
(3) Salir de casa bajo nuevas reglas de confinamiento (Cuadro 3)
(4) La intención de viajar a otras provincias (Cuadro 4)
(5) La perspectiva temporal de recuperación de nuestro modo de vida (Cuadro 5)
(6) El impacto de la crisis en las relaciones sociales (Cuadro 6)
(7) Economía familiar: ¿consumir o ahorrar? (Cuadro 7)
(8) Estado de ánimo y sentimientos con los que se afronta el desconfinamiento (Cuadro 8)

(1) ACTIVIDAD, EMPLEO Y DESEMPLEO (CUADROS 1A Y 1B)

Como en las encuestas previas, también en esta el porcentaje de entrevistados que declaran estar trabajando supera ligeramente el 40%. Bastante estables se mantienen asimismo las cifras de parados desde la última ola (realizada entre el 13 y el 18 de abril): por cada diez entrevistados que trabajan, cuatro están parados. Frente a este 58% de entrevistados activos (42% que trabajan y 16% que están parados), el resto de la muestra encuestada se encuentra jubilada (22%), estudia (11%) o se dedica exclusivamente a las labores del hogar (9%).

Dentro del colectivo de los que trabajan, la situación laboral ha experimentado algunos cambios significativos. Así, el porcentaje de los que trabajan en su lugar habitual (bien con “normalidad” o “con horarios especiales”) asciende (desde 30%) a 39%, superando en 12 puntos al de quienes teletrabajan (27%). Esta modalidad de empleo desde casa se consolida, sin embargo, entre las mujeres (37%, frente al 18% de los hombres), manteniendo su elevada presencia entre los empleados con estudios universitarios (42%).

Los entrevistados que afirman hallarse incluidos en un ERTE representan el 18% de todos los que declaran trabajar actualmente. Esta situación de suspensión temporal de empleo afecta, en particular, a los menores de 25 años (32%) y a quienes carecen de estudios universitarios; en cambio, solo el 13% de los empleados que cuentan con estudios superiores declara encontrarse afectado por un ERTE.

Al margen de los empleados que están de baja (4%), los que permanecen en casa sin desempeñar una actividad laboral (porque no pueden teletrabajar o porque han cerrado su negocio a causa del confinamiento) alcanzan un 7%.

De los datos se desprende, por tanto, que una proporción importante de la población activa no desempeña una actividad laboral en estos momentos (bien porque está desempleada, sujeta a un ERTE o en casa sin poder ejercer su profesión). En esta circunstancias de shock externo sobre el empleo, ante la pregunta sobre si sería más importante dedicar el dinero público a ayudar a las empresas para que creen empleo u ofrecer más prestaciones sociales a quienes no tienen trabajo, los entrevistados que se inclinan por la primera opción (46%) superan a los que consideran preferible la segunda (32%); los más eclécticos, que piensan que el dinero público debería dedicarse a ambas cosas por igual, representan aproximadamente una quinta parte (22%). Cabe destacar que la población entre 25 y 44 años apuesta más ampliamente por la opción de ayudar a las empresas a crear empleo (52%). Expresan asimismo esta preferencia en mayor medida los entrevistados que han completado estudios secundarios o superiores (52% y 49%, respectivamente).

(2) “NUESTRAS CIFRAS” DE LA PANDEMIA (CUADROS 2ª Y 2B)

Aunque la avalancha de números que jalonan diariamente las noticias y las declaraciones de los expertos y los políticos podría provocar desconcierto, gran parte de la población tiene una idea bastante aproximada del orden de magnitud de la tragedia que ha supuesto el coronavirus en España. La mitad de los entrevistados (49%) sitúa las cifras de fallecidos entre 25.000 y 30.000, y si añadimos el porcentaje de quienes creen que el número oscila entre 20.000 y 25.000 (21%), la proporción de entrevistados que tienen en su cabeza un número de fallecidos bastante próximo a las cifras oficiales crece hasta siete de cada diez (69%). Los entrevistados que cifran los fallecidos por debajo de 20.000 son muy pocos (6%), muchos menos que los que dan cifras superiores a 30.000 (16%), aunque también estos últimos constituyen una minoría. Por tanto, a pesar del recurrente debate sobre la infraestimación de que adolecen las cifras oficiales, son ellas las que estructuran el imaginario social de la crisis sanitaria.

Si estas respuestas sugieren que la sociedad tiene muy presente el impacto de la pandemia, las que han arrojado otras dos preguntas de la encuesta permiten conocer la proximidad de la experiencia. En concreto, se ha preguntado a los entrevistados si conocían personalmente a “alguien que haya enfermado por el coronavirus y haya tenido que estar aislado en su propio domicilio u hospitalizado”, y si conocían personalmente “a alguien que haya fallecido por el coronavirus”. Un 47% ha contestado afirmativamente a la primera pregunta, y un 26% a la segunda.

Las mujeres reconocen en mayor proporción que los hombres semejantes experiencias de cercanía a los afectados por la pandemia: la mitad de ellas (49%) dicen conocer a algún enfermo que haya precisado aislamiento domiciliario u hospitalización (frente al 44% de los hombres), y las que afirman conocer a algún fallecido se acercan a un tercio (30% frente al 22% de los hombres). Además, cuando se les pregunta por el número de personas enfermas o fallecidas que conocen, la media de las respuestas femeninas supera a la media de las respuestas masculinas (4,4 personas enfermas y 2,3 muertas, frente a 3,9 personas enfermas y 1,9 muertas). Los datos ofrecen respaldo a la idea de que, en general, las mujeres cuentan con círculos de personas conocidas más amplios que los hombres.

Pero son los entrevistados mayores los que con más frecuencia afirman que conocían personalmente a víctimas por coronavirus. En efecto, uno de cada tres entrevistados de 65 o más años (34%) así lo manifiesta; preguntados por el número de víctimas conocidas, la media de sus respuestas se eleva a 3,3 personas.

(3) SALIR DE CASA BAJO NUEVAS REGLAS DE CONFINAMIENTO (CUADRO 3)

En los días inmediatamente anteriores a la realización de esta encuesta, el gobierno autorizó la movilidad sujeta a determinadas franjas horarias y otras limitaciones. A pesar de que las nuevas reglas permiten varias salidas diarias con diferentes fines 1 , el 45% de los entrevistados afirman que el día anterior a la encuesta solo salieron una vez (excluyendo las salidas para ir a trabajar) y el 36% indica que no salió de casa. Los que dicen haber salido en dos ocasiones rondan el 14%, mientras que los que lo hicieron tres o más veces no llegan al 5%.

El porcentaje de los que renunciaron a salir de casa es mayor entre las mujeres que entre los hombres (38% frente a 34%), y también alcanza un valor más elevado entre los mayores de 64 años (42%). Asimismo, son más los que no salieron en las poblaciones medianas: el 45% de los residentes en localidades de 10.000 a 50.000 habitantes y el 41% de los que viven en ciudades de 50.000 a 200.000 (mientras que en las localidades más pequeñas o más grandes, las proporciones de quienes no salieron el día anterior al que fueron entrevistados se sitúan en torno al 30%).

En cuanto a la razón que se alega para no salir de casa, 3 de cada 10 entrevistados señalan el miedo al contagio, motivo que, como cabía esperar, está más extendido entre las personas mayores que entre las jóvenes. En todo caso, la mayor parte de los entrevistados que prescindieron de salir de casa contestan que “no les apetecía” (56%).

(4) LA INTENCIÓN DE VIAJAR A OTRAS PROVINCIAS (CUADRO 4)

La movilidad entre provincias figura entre las medidas previstas para la última fase del “plan de desescalada” presentado por el gobierno. Según el calendario más optimista, las restricciones a la movilidad interprovincial se levantarían a finales de junio. Probablemente esta autorización se ha dejado para el final por temor a que provoque una “gran estampida”. ¿Está justificado este temor? A primera vista, los datos recogidos a través de esta encuesta sugieren que el deseo de viajar a otras provincias no se halla tan generalizado como cabría pensar entre quienes tienen familiares en otras provincias; no obstante, también apuntan que cientos de miles de personas estarían deseosas de viajar a otras provincias en cuanto fuera posible.

Ciertamente, aunque casi tres de cada cuatro entrevistados (72%) declaran tener familiares en otras provincias, poco más de un tercio de ellos (35%) tiene pensado “visitarlos tan pronto se permita viajar a esa provincia”; es decir, aproximadamente una cuarta parte de la muestra entrevistada alberga la intención de trasladarse a otra provincia, por motivos familiares, en cuanto se levanten las restricciones vigentes. Por tanto, aunque dos terceras partes (65%) de los entrevistados con familiares en otras provincias renunciarían a ese viaje inmediato, el volumen de los que saldrían es considerable; más todavía si se tiene en cuenta que los habitantes de las grandes ciudades están en mayor medida dispuestos a viajar “tan pronto se permita”. En efecto, un 30% de los residentes (de 14 o más años) en ciudades de más de 500.000 personas querrían visitar a sus familiares residentes en otras provincias en cuanto se pueda (frente a un 21% del total de residentes en poblaciones pequeñas).

(5) LA PERSPECTIVA TEMPORAL DE RECUPERACIÓN DE NUESTRO MODO DE VIDA (CUADRO 5)

Vivir y comportarnos como lo hacíamos antes de la crisis es una perspectiva que para la mayoría de entrevistados tiene un plazo de uno a dos años. Así lo piensa el 59% de los entrevistados. Son aproximadamente el doble de los que creen que tardaremos más de dos años (20%) o incluso que ya nunca viviremos igual (7%). El porcentaje de quienes opinan que nunca volveremos a vivir y comportarnos como antes de la pandemia es más alto entre los habitantes de las grandes ciudades (10%), pero también de las más pequeñas (en ambos casos, comparten esta opinión una de cada diez personas), aunque probablemente por distintas razones: en las grandes ciudades, por la multitud de personas que congregan (y la consiguiente conveniencia de mantener algunas medidas de distanciamiento social y el rigor en los hábitos de higiene ante la previsión de otras crisis sanitarias); en las pequeñas, por su composición demográfica específica, con más habitantes mayores, que (además de ser más vulnerables a la enfermedad provocada por el covid-19) son los que razonablemente estiman su perspectiva de vida en menos años. A este respecto, conviene señalar que el 10% de todos los entrevistados de 65 o más años frente al 6% de los que se hallan por debajo de esa edad no confían en volver a vivir y comportarse como era habitual antes del coronavirus.

(6) EL IMPACTO DE LA CRISIS EN LAS RELACIONES SOCIALES (CUADRO 6)

Una de las dimensiones cruciales para valorar la recuperación de la normalidad es la de las relaciones sociales. Cuando se plantea a los entrevistados si creen que esta crisis va a cambiar durante mucho tiempo la manera que tenemos los españoles de relacionarnos, dos tercios de ellos (67%) asienten: ya sea completamente (25%) o en cierto grado (42%), la mayoría piensa que la interacción social se va a ver afectada. El tercio restante se divide entre los que creen que la crisis no tendrá mucho impacto en este sentido (uno de cada cinco) y los que piensan que carecerá de impacto (algo menos de uno de cada seis).

Si bien las diferencias de edad y género ante esta pregunta no son muy relevantes, sí adquieren más importancia las relativas al tamaño de las localidades de residencia. Así, aun siendo en ambos casos mayoritarias, las perspectivas de cambio en las relaciones sociales se hallan menos extendidas en las ciudades de tamaño medio que en las grandes ciudades: entre los residentes en poblaciones de 50.000 a 200.000 habitantes, el porcentaje se reduce al 61%, pero entre los que viven en ciudades con más de 500.000 habitantes, son casi tres de cada cuatro (73%) los que consideran que el cambio va a ser total (35%) o, al menos, parcial (38%).

(7) ECONOMÍA FAMILIAR: ¿CONSUMIR O AHORRAR?

La opinión de los entrevistados aparece bastante dividida ante la pregunta de si las familias, dada la actual situación económica, deberían priorizar el consumo o el ahorro: en torno a la mitad de los entrevistados (49%) se inclinan por el ahorro, pero no son muchos menos los que creen que sería mejor consumir (41%). La respuesta a favor del ahorro es mayoritaria entre los menores de 45 años (y masiva en el colectivo de menores de 25 años: 77%); en cambio, la respuesta a favor del consumo alcanza sus valores más altos entre los entrevistados de 45 a 64 años (alrededor del 54% priorizan el consumo como comportamiento económico deseable).

En todo caso, esta situación de división de la opinión pública respecto a lo que deberían hacer las familias en tanto agentes económicos, deja paso a un escenario bastante más claro cuando se pregunta por el comportamiento que los propios entrevistados van a seguir. Ahora, la preferencia por el ahorro cobra fuerza: el 54% afirma que va a “ahorrar todo lo que pueda”, mientras que el 37% declara el propósito contrario (“consumir todo lo que pueda”). De nuevo, los menores de 45 años aparecen como los más dispuestos a ahorrar. En cambio, los mayores de esa edad muestran una mayor propensión a consumir. También los habitantes de grandes ciudades se inclinan por el consumo por encima de la media, aunque les superan ligeramente en tamaño los que declaran su intención de ahorrar todo lo que les resulte posible (44% y 47%, respectivamente).

(8) ESTADO DE ÁNIMO Y SENTIMIENTOS CON LOS QUE SE AFRONTA EL CONFINAMIENTO (CUADRO 8)

En la línea ya trazada por las encuestas previas, de los datos correspondientes a la octava semana de confinamiento se desprende el predominio del buen estado de ánimo de la población. Más de 7 de cada 10 entrevistados declaran que su estado de ánimo general es “bueno” (60%) o “muy bueno” (12%), mientras que alrededor de uno de cada ocho (12%) admite que es “malo” o “muy malo”.

Llama, no obstante, la atención que mientras que el 78% de los hombres califica su estado de ánimo como “bueno” o “muy bueno”, el porcentaje correspondiente a las mujeres es 11 puntos porcentuales más bajo (67%). La edad también marca diferencias notables en el ánimo de los encuestados. Mientras que casi 9 de cada 10 jóvenes entre 14 y 24 años se declaran animados (89%), en el grupo de entrevistados de 65 o más años esta proporción cae a 6 de cada 10 (59%). En este colectivo de mayores, el porcentaje de los que admiten su desánimo (20%) supera con creces al observado entre los más jóvenes (5%). Otro hallazgo que merece la pena destacar es el de que entre los entrevistados que el día anterior a la realización de la encuesta no salieron de casa por miedo al contagio, la proporción de desanimados asciende al 22%.

En el contexto del progresivo desconfinamiento que se está iniciando y que se desarrollará durante los meses de mayo y junio, se ha preguntado a los entrevistados si afrontan esta fase más bien con alegría o más bien con temor. El sentimiento de temor prevalece (46%), sobre el de la alegría (33%), en tanto que una quinta parte de los entrevistados (21%) reconocen sentir una mezcla de ambas emociones.

Además de que, como ya se indicó, las mujeres muestran un estado de ánimo algo más apagado que los hombres, entre ellas la sensación de temor es también más predominante. La mitad de las entrevistadas (51%) admite afrontar con temor el desconfinamiento, cifra que supera en 10 puntos porcentuales la correspondiente a los entrevistados varones (41%). También el temor está más presente entre los encuestados de mayor edad: lo confirman el 57% de los mayores de 64 años, 25 puntos porcentuales más que los entrevistados entre 14 y 24 años (32%).

Curiosamente, el estado de ánimo de los que afrontan el desconfinamiento con alegría es peor que el de los que lo afrontan con temor. Entre los primeros, el porcentaje de desanimados llega al 17%, 10 puntos más que entre los que afrontan el desconfinamiento con temor (7%). Cabe pensar que hay un grupo de personas para las que el confinamiento ha tenido consecuencias más severas (en términos económicos o psíquicos) y que reciben con alivio el paso a una situación con restricciones menos severas a la libertad de moverse y desarrollar actividades fuera del hogar.

FICHA TÉCNICA

Muestra:
706 residentes en España (Península, Baleares y Canarias) de 14 o más años (96% de nacionalidad española).

Técnica de entrevista
Telefónica (sistema CATI): 58% teléfono fijo y 42% teléfono móvil.

Diseño muestral
Teléfono fijo (58%):
• 1ª etapa: selección aleatoria de municipios con probabilidad equivalente a su tamaño de hábitat.
• 2ª etapa: selección aleatoria del hogar a partir de una base de datos de teléfonos generados de forma aleatoria.
• 3ª etapa: selección del individuo por cuotas de sexo y edad con rellamada.
Teléfono móvil (42%):

• Muestreo aleatorio simple a partir de una base de datos de teléfonos móviles generada de forma aleatoria.br>

Fechas de campo:
Del 4 al 8 de mayo de 2020

Realización de la encuesta:
IMOP Insights.

1Por ejemplo, una persona (sin menores ni mascotas en casa) puede salir en el mismo día, sin infringir las normas, primero a pasear y luego a comprar. Si convive con menores o mascotas el número de veces en las que puede salir de casa se multiplica.

Funcas

Think tank dedicado a la investigación económica y social

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